EL AMOR A LA VERDAD
- Oscar Coreas
- 16 mar 2018
- 2 Min. de lectura

Todos decimos amar la verdad, de hecho la buscamos, decimos necesitarla e incluso la exigimos a quienes consideramos nuestros amigos.
Desde pequeños nuestros padres, maestros, familiares y otras figuras de autoridad, más de alguna vez se tomaron “el tiempo necesario” para tratar de explicarnos los beneficios de ser honestos.
Muchas veces aprovecharon aquellas oportunidades en las cuales habíamos cometido alguna travesura e intentamos (sin éxito) ocultarla para así evitar el seguro castigo que por eso obtendríamos.
Esto no es nada nuevo, por muchos años nuestra sociedad ha dicho amar la verdad; ha presumido de aquellos que “son honestos” y ha castigado a quienes han sido unos viles mentirosos o mejor dicho a los que con recelo han logrado esconder la verdad.
Mientras esta sociedad se golpea el pecho indignada, pidiendo a gritos la sinceridad; yo me pregunto: ¿Realmente estamos preparados para que nos digan la verdad en nuestra propia cara?
¿Soportaremos el hecho de que los demás sean sinceros con nosotros?
Yo creo que no. Considero que estamos tan acostumbrados a que nos digan lo que queremos escuchar, que no estamos preparados para lo que realmente es la verdad.
A esto le llamamos “doble moral”, exigimos sinceridad que al cabo del tiempo no soportaremos y ¡pobre de aquel que intente ser sincero! porque seríamos capaces, incluso, de llamarle traidor.
¿Soportaríamos que alguien nos señale nuestras debilidades de carácter? ¡Si hasta las faltas de ortografías nos hacen sacar el cajón de las excusas! y eso es algo soportable tal vez, pero ¿seríamos tolerables al escuchar que nuestra pareja nos es infiel? seguramente, pensaríamos que el valiente que nos lo dice no esta de acuerdo con nuestra relación y quiere evitarnos la felicidad.
El orgullo enceguece y creo que así, jamás podremos verdaderamente amar a la verdad.
He ahí el problema, nos gustan que nos mientan. Debemos comenzar por decirnos las verdades nosotros mismos, aceptar cuando nos equivocamos; más que ahogar a los demás diciéndoles que queremos que nos digan la verdad siempre, es decir, seamos sinceros con nosotros mismos.
Sólo así “la verdad os hará libres…”.
Comments